miércoles, 10 de abril de 2013

Francia y España: dos reacciones frente a la corrupción


Francia se encuentra en pleno debate sobre transparencia desde que estallara el “caso Cahuzac”, el recién dimitido ministro de las finanzas, cuyas cuentas en paraísos fiscales ha descubierto Mediapart. Desde entonces, Cahuzac ha sido reprendido por los medios, los ciudadanos y sus compañeros de gobierno. El acusado reconoció (solo una pequeña parte) del delito en su blog pidiendo al mismo tiempo disculpas públicamente mientras la oposición pide la dimisión del gobierno de Hollande por fraude y reiteran cada día su convencimiento de que los miembros del gobierno conocían este hecho, para ellos, una prueba más  de la inmoralidad de la izquierda. El equipo de Hollande lo niega y el proprio presidente de la República ha declarado estar “dolido” por la traición de uno de los suyos.

Justamente quería  hablar de la actitud del gobierno de Hollande. En épocas como esta, no vislumbro ningún programa o líder político capaz de tomar decisiones contundentes que velen por el bien general, ni siquiera uno capaz de dar un giro a la situación de asfixio europeo. En ningún país de la Unión Europea, de hecho. Parece que tanto en Francia como en España contamos con cúpulas de poder corruptas, fraudulentas, mentirosas, laxas y mediocres.  A la hora de llenarse los bolsillos (a estas alturas, cuentas y sobres también) de dinero público, probablemente no haya diferencias entre el gobierno francés y el español,  pero sí cambian las reacciones ante el electorado cuando se descubren casos de corrupción masiva.