El encanto de las ciudades se debe a las personas. Roma es una ciudad magnífica, caótica, encantadora, luminosa, en la que conviven modernidad y antigüedad de la forma más natural que existe, llena de vida, de arte y de colores. Esos colores son los que inspiran cada día al artísta Giuseppe Cittadini, apodado Pino desde la más tierna infancia. También las formas. Las curvas del Tevere, el reflejo del sol en sus aguas y los árboles que exhiben sus abrigos verdes colgando sobre el río. Aunque uno vaya con prisas, aunque esté inmerso en la rutina y pase a diario a proximidad del barrio Trastevere, no dejará de sorprenderse y admirar este paisaje, en pleno centro de la capital eterna.
Por eso Giuseppe, un abuelito romano que ya ronda los ochenta años, nunca ha dejado de apostar por su musa más preciada: la ribera romana y el espectáculo que ofrece cada día. Su obra contemporánea no se limita a plasmar el paisaje en un lienzo, sino a transmitir movimientos coloridos y formas abstractas de lo que más le apasiona de su ciudad natal: el río Tevere.
